Amanda una joven de 28 años que su vida no ha sido nada fácil me contó su historia. Esta joven estudiosa de excelentes calificaciones, preciosa, ojos claros, cabellos dorados, figura esbelta, amaba sus padres y ellos a ella. Eran una familia muy unida y hacían todo lo posible para que a su hija no le faltara nada. El dinero nunca fue un problema. Ella fue a las mejores escuelas del país, tuvo cuanto capricho quería. Los padres de esta muchachita soñaban con verla realizada, toda una doctora y ella soñaba lo mismo. Un día cuando Amanda cumplió los 16 años sus padres le regalaron un automóvil, el que ella tanto deseaba. La familia salió a dar una vuelta, todos estaban contentos porque la chica era feliz. Un camión se interpuso en su camino, destruyendo todo rastro de sonrisas de sus caras. Amanda abrió los ojos 6 meses después en un hospital, sus padres habían muerto. Se encontraba sola, sin familiares ni amigos. Solo recordaba lo feliz que fue el día de su cumpleaños y decidió terminar de estudiar mientras cogía terapias para poder caminar. Quería hacer el sueño de sus padres y el suyo propio realidad. Pero Amanda era menor y al no tener ningún familiar que la reclamara debía ir a un hogar sustituto. Perteneció a poco más de diez familias, sufría noche tras noche, pasaba hambre, utilizaba ropas viejas, trabaja de noche en una pequeña cafetería y ahorraba dinero porque quería estudiar medicina fuera del país, precisamente en Europa. En todo ese trayecto la joven término la escuela con mucho sacrificio, conocía tres idiomas y cumplió los 18. Decidió independizarse. Un día al salir del trabajo contabilizo todo su dinero, hizo una pequeña maleta con lo más importante y pidió un taxi para el aeropuerto. Amanda viajó aproximadamente 14 horas, al avión aterrizar, una sonrisa cruzo sus labios y salió corriendo para percibir Paris. Cargaba una maleta, tenia 20 dólares y una soledad inmensa. Era muy tarde en la noche y no tenia donde dormir camino largas horas, hasta caer rendida en un banquillo de un parque, donde el frio le calaba los huesos y su estomago relampagueaba. Allí 45 minutos después de intentar dormir un hombre se le acerco y le pregunto en perfecto Francés que porque estaba allí? Ella se levanto para irse y él le pidió que por favor se sentara que él no iba a hacerle daño, ella tomo asiento nuevamente y le explico su trágica vida, su sueño de ser doctora y lo sola que se encontraba en aquel país, lloro. Y él le ofreció su ayuda, su casa y seco sus lágrimas sorprendido del francés que hablaba aquella puertorriqueña. Ella no accedió y salió corriendo, asustada, pensó como un hombre me ofrece casa sin conocerme, el miedo invadió su cuerpo. Más adelante encontró una mujer parada a orillas de la carretera vestida provocativamente y al pasar por su lado la mujer le dijo: “Niña porque lloras” (en inglés, debió haberle visto el rostro de perdida) ella siguió caminando y la mujer la siguió. Amanda le explico y ella le dijo que tenía la solución a todos sus problemas. Aquella mujer le tendió su ayuda maligna. Le ofreció un polvillo blanco para que lo introdujera en su nariz y Amanda acepto. Se sintió liviana, viajo por las nubes, calmo su dolor, respiro aire fresco, veía la torre Eiffel de cabeza. La mujer detuvo un taxi y la llevo a su departamento. Allí pasaron los días, todo era una fiesta, drogas, alcohol pero Amanda se sentía vacía y decidió ir a una biblioteca para buscar información de varias universidades y además busco trabajo en todos lugares. Pasaron dos meses y aquella mujer al verla desesperada le ofreció un trabajo. La joven guiada por su desesperanza y por las ganas que tenia de hacer el sueno de sus padres realidad, accedió. GRAVE ERROR. Comenzó como camarera de un bar en pantalones cortos y camisas holgadas, luego comenzó a bailar desnuda y hacia suficiente dinero como para pagar sus estudios, la aceptaron en una de las mejores universidades y viajaba a lo largo de Paris para estudiar. El dinero comenzó a extinguirse porque Amanda tuvo que conseguir un departamento, pagar, agua, luz, transportación, vestimenta aunque en eso no gastaba mucho porque casi no utilizaba y así fue como Amanda se vendió por dinero, la primera vez tuvo nauseas, mareos, se sentía usada, lavaba su cuerpo con fuerza para eliminar todo rastro de aquel hombre que la inicio en su nueva faceta como PROSTITUTA. Pero no dejo los estudios, sufrió humillaciones, y llego el sexto y duodécimo hombre y la cuenta de banco aumentaba. Un día entro al salón de lo que sería su última clase para convertirse en doctora. Y cuando observo aquel rostro del profesor su cuerpo se paralizo, lo recordó como si fuera ayer. Era aquel hombre que la había encontrando en el banquillo. Su corazón se detuvo, el aire le faltaba, el bochorno se asomaba por sus mejillas. Al culminar la clase el hombre la llamo por su nombre y le dijo que quería hablar con ella, los estudiantes salieron y ella sin mirarlo se acerco. El levanto con sus dedos su rostro y le dijo: “Tantos años han pasado y todavía no logro olvidar el rostro de aquella niña indefensa que llego aquí para hacer sus sueños realidad, y hoy estas a un paso de lograrlo, mi amada Amanda. Te he buscado en las calles, en los hoteles, hospitales, tu rostro se grabo como una fotografía en mi mente y ha sido muy difícil sacarte de mí”. Amanda comenzó a llorar y salió corriendo. Se ausento al trabajo y a la clase durante varios días donde lo único que hizo fue pensar en el rostro de aquel hombre guapísimo que le acababa de declarar su amor a primera vista y ella no lograba sacárselo de la mente. Pero vinieron a su mente los rostros de todos los hombres con los que había estado y decidió nunca enamorarse. Fue a clase sufría, trabajaba. Un día al salir del salón aquel hombre el agarro por la cintura, paso su mano detrás del cuello de Amanda y la beso tan apasionadamente que ella se rindió antes sus brazos. Salían, se divertían, nunca le dijo la verdad a él, se enamoro, temía que él la descubriera, se graduó. Planificaron su boda y el día de la despida de soltero unos amigos lo llevaban a un bar, de camino los amigos se detuvieron a recoger una puta a la cual le pagarían por la última noche de placer del Profe. El se negó. Cuando la chica se monto en aquel vehículo, con unos pantaloncitos cortos tipo “hot pants”, unos bracielitos negros diminutos y un abrigo en piel, el hombre bajo su cabeza y no la miro a la cara, ella al darse cuenta que era el por poco muere, intento bajarse del carro y no pudo. Al los amigos encender la luz el hombre la miro y lloro, ella mando a detener el carro y se bajo corriendo y el detrás de ella. La agarro en sus brazos y le dijo: “No me importa quién hayas sido, ni quién eres, TE AMO y te acepto, porque eres una mujer luchadora, vamos a casa, no me abandones”. Se casaron y su hombre nunca le menciona ni le pregunta nada sobre el pasado. Logro su sueño es Doctora, ha salvado muchas vidas, tiene una familia hermosa. Cualquiera puede lograr sus sueños no importa que tan duro sea el camino porque… Amanda…
soy Yo!
Att.
Muñeca Delgado de Jesús
22 sep. 09
3:52 pm
miércoles, 13 de enero de 2010
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