Odio tu existencia si existes, pero no para mí. Odio que cada latido de ese corazón se escuche a lo lejos y a veces ni logre escucharlos. El día se compone de 1,440 segundos y no hay uno solo de ellos que no recuerde como huele tu piel. Despierta te pienso y dormida te sueño. Un día de esos en los que despierto y creo haber tachado de mi mente todo lo relacionado contigo, ese día que despierto con una sonrisa, resignada a que ya nunca te tendré y lo acepto contenta al fin, ese día donde menos esperaba ver tu rostro justo ahí aparece, me sonríes y es imposible controlar mi mente y rogarle para no vivir todo nuevamente, es imposible que tu olor no regrese a mis sentidos, es imposible borrar cada insignificante detalle de tu cuerpo y me condeno a la soledad y el sufrimiento una vez más. Y en vez de odiarte me culpo por no haber batallado lo suficiente. A veces hasta duele pensar que me puedo conformar con que tan solo me utilices como muñeca inflable y me deseches, pero ni para eso recibo una llamada. Darme cuenta que ni para eso sirvo duele aun mas. No sé porque se me hace tan difícil suprimir tu voz de mis entrañas, borrar tu silueta de mis ojos y eliminar cada acontecimiento vivido. Lucho contra mi misma para no arrancar mis cinco sentidos, con tal de lograr olvidarte. Pero se me hace difícil imaginarme mi mundo sin vista para poder verte así sea de cada seis meses, sin audición con la que pueda oír tus carcajadas cuando andemos en grupo y otro consiga hacerte reír, sin olfato para definir cada delicioso aroma que desprenda tu cuerpo, sin tacto para imaginar mis manos delineando cada centímetro de tu epidermis y sin gusto para saborear tu hombría. Imagino lo inimaginable, recuerdo lo irrecordable, olvido todo lo que no tenga que ver contigo y no me importa. Al cerrar los ojos te veo y sonrío. Y vuelvo a preguntarme una y otra vez ¿Por qué no puedo borrarte de mi mente?, si hacen meses que cruzas palabras conmigo solo por casualidad. Si mientras yo intento no volverme loca tú me evitas. Si mientras yo te imagino tocándome, tú ya has borrado toda memoria que lleve mi nombre. Cuando me embriago me refugio en otros cuerpos pero al cerrar los ojos solo te veo a ti. Y creo ser capaz de amar pero mis intentos son fallidos, porque no existe nadie en el mundo que logre hacerme sentir como tú lo hacías y sin darte cuenta. Porque cada espacio en mi memoria te pertenece y no habrá lugar para nadie más. Porque eres mi sueño inalcanzable y hasta no lograr tenerte no me sentiré realizada. Porque de que me sirven mil estudios, un trabajo, una casa y el carro de mis sueños si no puedo compartirlo contigo. Eres mi agradable perdición. En las noches recorro las calles desiertas e imagino tu mano aferrada a la mía, en cuestión de microsegundos todo desaparece y solo alcanzo palpar la tristeza enorme que inunda mi corazón inservible. Tú controlas las terminaciones nerviosas que me hacen sentir y distinguir lo suave de lo áspero. Existes tan dentro de mi cerebro que a través de ti es que puedo diferenciar los colores intensos de los claros y seguir lo correcto evitando el peligro, tu consigues que mi cuerpo produzca suficiente adrenalina para alcanzar todo aquello que se me haga imposible pero no consigo tenerte y no se a que parte de mi cuerpo invocar o a que sistema estimular, si aun teniéndote dentro de mi no me conformo y te deseo mas. En cada roce de este teclado esta tú nombre, en cada palabra tu rostro, en cada línea tu cuerpo y en cada escrito mi vida, porque mi vida lo eres tú y al no tenerte estoy vacía. Y No es que te ame, es que eres perfecto para amar.
Por:
Muñeca Delgado de Jesús
13 de enero de 2010
10:59 am
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario