sábado, 27 de febrero de 2010

Ya no hay días felices

Porque ninguna pieza encaja en su lugar. Estoy aquí no queriendo. Lo que veo no me gusta, lo que no tengo es extrañado. Las ganas de conquistar algo nuevo me vencen y me obligan a pensar que hago? Ya no hay coordinación en mis pensamientos y menos en mis actos. Mordería un pedazo de mundo si de esa forma desapareciera un montón de gente y así sentirme más cerca de ti. Ojala más hombres en el mundo tuvieran la mitad de la capacidad que posees tu, este planeta en el que vivimos sería distinto. Una vez mas añoro algo que nunca fue mío, me veo aquí sentada repitiendo la historia una vez más, la única diferencia es que ya tuve la oportunidad de probar tus labios y hoy los extraño, los necesito. Deseo una dosis de hombría, de capacidad, de misterio y de algo innovador. El futuro no se planifica pero creo fielmente en que puedo cambiar mi destino, sé que mi destino eres tú y solo tú. Deseo memorizar cada centímetro de tu cuerpo con mis manos para así recorrerlo una y otra vez en las noches mientras duermo y tú estás lejos. Si el don que trae limón me ayudara a eliminar aquel beso y tus manos de mi cintura, cambiaria de bebida favorita y bebería un rio de ser necesario. Pero ni el Don ni Juanito me pueden ayudar en este caso cuando he decidido mantener la sobriedad en mi cuerpo y ya 48 horas de esa promesa están siendo cumplidas. No sé si son esos labios o tu sonrisa o lo perfecta que es tu dentadura, madre mía pero que hermosura la tuya. Ya no hay días felices en mi calendario, solo hay sueños rotos y metas incumplidas. Una vez más me he lanzado del cielo a la tierra olvidando ponerme el paracaídas. Me quede con las ganas de rozar los dos huesitos que componen tu pelvis, de sentir tus manos en mi cabello y de probar el sabor de cuello. Ese trapeciooooo, bendito trapecio. Tú me inspiras a culminar lo empezado, a esclarecer lo gris, a controlar la turbulencia. Necesito la soledad pero solo si tú me acompañas. Si no logro tenerte quisiera morir en tus brazos porque tu cuerpo es el paraíso y tu boca seria el cielo. Solo tú puedes calmar la sed que tengo, porque esta sed es de ti, de tus palabras, de tu aliento, de tus besos, de tus dedos. Enséñale a otros a ser hombres, así otras mujeres podrían imaginarse lo que anhelo en este momento. La cura de mis heridas yace en tu sangre, tu saliva, tus líquidos corporales, nútreme de ti y sana mi alma. Evítale un mal a la sociedad porque deberán encerrarme en un loquero si ya pronto no tengo, perderé el control de mis facultades mentales, llorare día tras día en mi encierro cuestionándole a la vida porque no te topaste antes en mi camino. Y no te quiero, mucho menos te amo… solo te deseo. Así que decídete, no tienes que abandonar tu vida, ni yo la mía, solo corramos, escondámonos y comámonos a besos, tiernos besos, suaves, apasionados. Toma de mi aire que yo respiraré el tuyo. Invádeme, haz de mi ombligo una piscina y anídame en tus fuertes brazos. Porque nuestros corazones quieren lo que ya es seguro y nuestra carne nos pide a gritos un encuentro desnudos.
Por: Muñeca Delgado de Jesús
27 de febrero de 2010
4:38 pm

2 comentarios:

  1. La vida... no es vida... si solo ves aquello que no te llena...

    La vida, solo es vida, si la llenas de cosas buenas.

    Muchos besos desde el otro lado del mar.

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  2. Hola! Dany ... gracias por tus comentarios muy inspiradores ;)

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